lunes, 22 de abril de 2019

Arenas - Tielve (30 marzo 2019)

No importa al sitio al que me dirija, ni las tierras que yo vea. No la hay tan guapina como mi Asturias, al menos para mí, aunque no soy objetivo: la veo con los ojos de un enamorado.

Contra ese cielo impasible,
vertical, inquebrantable,
firme sobre roca firme,
herida viva de su carne.

                   Pedro Garfias

Mi Asturies, en días como hoy, parece estar pintada a mano

Fervor patriotero y terruñista me evocan los paisajes vistos en un día como hoy, aunque ya estén más que contemplados. Qué tendrán nuestros pasos que inevitablemente nos traen de vuelta al origen, quedando atrapados en un bucle, bien cerca de lo familiar. Lo fácil sería huir de la rutina, espíritu de nuestro tiempo (la huida, no la rutina). El hábito hace al monje. Por eso volvemos siempre que podemos a los Picos de Europa: hoy a la senda de Caoru, en un día como ayer, un ayer de hace casi tres años.

Andando la senda, la senda del tiempo

Como en un particular hábito montañero de repetición, me veo de nuevo madrugando, soportando cada curva y cada mareo de las dos horas de interminable autobús, metiendo codos en la barra para pedir en el café Cares de Arenas de Cabrales, y saliendo para arriba con el desayuno en la boca del estómago, para retornar una vez más a los Picos de Europa.

Quién se podría cansar de contemplar esto

La sierra de Portudera se erige como muralla entre Arenas y Tielve, separando los cursos del Duje y del Cares, y la senda de Caoru la recorre de lado a lado. Recordando mis palabras de entonces: la sierra es atravesada por la calzada de Caoru, antigua vía romana con tramos empedrados todavía bien conservados. Aunque, como en otros casos en Asturias, "romano" se aplica a puentes y caminos probablemente altomedievales. Esta senda, continuada por los puertos de Aliva, unía la costa oriental asturiana con la meseta castellana.

Un tramo de la calzada que pica para arriba

Y sigue: por fin coronamos la sierra en el Collau del Posadoiru (1240 m), para así cambiar de vertiente y, en el límite del Parque Nacional de los Picos de Europa (el más antiguo de los que hay en España), quedar mudos por la belleza imponente de las torres calizas que se despliegan ante nosotros.

2016: Torres calizas e italianos

2019: ídem. Déjà vu. Examen de agudeza visual, encuentra las diferencias

Y para terminar reproducimos el ligero orbayo, el cabrales y el orujo en el hostal-quesería el Duje, llegando a Tielve. El eterno retorno, la natural belleza de nuestra tierra. Y lo de siempre: vamos ya para Oviedo que tengo la boca seca. Nos vemos después de Pascua.

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