lunes, 22 de mayo de 2017

Cueva Huerta - Torrestío (29 abril 2017)

Las montañas cantábricas son el territorio de osos, lobos y urogallos. Y del silencio.
También de seres mitológicos que nos observan desde lo profundo de la foresta.
Así que cuando nos atrevemos a pasar por esos dominios, y sus dueños nos lo permiten, lo hacemos con el humilde agradecimiento de un huésped invitado a la casa de su anfitrión.

Particularmente los montes de Teverga, y su mágico Fayéu de Montegrande, son enclaves donde resisten algunos de los últimos osos y urogallos de la Cordillera.

Su supervivencia depende más que nunca de que los humanos remediemos el daño cometido durante siglos, y respetemos y protejamos estos santuarios.



Este sábado 29 de abril amanece soleado y fresco. La semana transcurrió con mal tiempo y frío, así que con la esperanza de pisar algo de nieve partimos recorriendo el valle del Trubia hacia el puerto de Ventana.

Nos apeamos en la aldea de Fresnedo, en la entrada de Cueva Huerta, espectacular catedral cárstica con galerías de más de 14 kilómetros de longitud. Apuntamos en nuestra agenda que sí o sí tenemos que venir a visitarla.



A lo largo de la jornada vamos a seguir una vía usada por los vaqueros de alzada desde tiempos inmemoriales entre la zona central de Asturias y Torrestío.
Uniendo más si cabe a asturianos y leoneses (si acaso no somos lo mismo).

Al poco de partir nos internamos en el hayedo, disfrutando de las sinuosas formas tomadas por los troncos.

Fayéu de Montegrande


Cascada del Xiblu

La vía es sencilla, con muchos tramos empedrados, pero de un desnivel respetable.
Nos acompaña a todo momento un radiante sol con bastante bochorno: hay mucha humedad en el ambiente.


Como el sol enmascara un viento frío, abreviamos nuestra parada para comer en las majadas que hay justo antes del ascenso final: el collado donde cruzamos a León.
Lo más duro ya se terminó, y nos resta un plácido descenso hacia Torrestío.

Majada donde vamos a comer
En el collado, a unos 1800 m de altitud

Las tierras leonesas nos dan la bienvenida con una selva de escobas de casi 3 metros, donde lo pasamos pipa luchando por abrirnos paso.
Un machete nos hubiera servido de mucho.


Comprobad que no tengais parásitos arácnidos de la familia ixodoidea


Tierras leonesas, con las Ubiñas al fondo

Al final, nada de nieve, y tampoco nos topamos con ningún oso (mejor mejor). Pero una de las rutas más bonitas de la temporada, finalizando con una cerveza en Torrestío y la vuelta a casa, que tenemos ganas de sidra...

La galería completa de fotos en flickr.

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