jueves, 3 de enero de 2019

Peña Sobia (15 diciembre 2018)

La última salida del año siempre es especial por las fechas en las que se produce y por la cena del Grupo. Y así a lo tonto cerramos otro añito: el 2018 se nos va entre amigos y montañas. A ver qué nos depara el año naciente. Yo prefiero los años pares, me gustan más. Manías raras.

Peña Sobia o pico Siella (1514 m)

Navidad Navidad, Navidad porculera.
Coches coches coches.
Coches en doble fila, intermitencias cuádruples.
Compras: ¿tú compras? - yo compro.
Ikea boy, yo no soy tonto.
Cacharros juguetes ropa ropa.
Comida bebida y más comida.
Gente gente gente.
Nos gusta la Navidad.

Quitando toda la parafernalia consumista, a mí la Navidad mi piace. Hay gente, comida y bebida. Y eso me encanta. Podría celebrar también el Hanukkah y el Ramadán. ¿Tendrán algo similar en el lejano Oriente?

Cuando tenemos evento lúdico-festivo posterior, la excursión tiene que cumplir dos condiciones exhaustivas:
  • Tiene que ser cerca de Oviedo para volver pronto
  • No podemos (no debemos) parar mucho en la parada a la vuelta.
  • Es necesario ducharse e ir vestido como persona después. Lo demás es contingente.

Son tres condiciones. Bueno, da igual.

Peña Sobia es perfecta como ruta pre-cena. Además nos dejó un sabor amargo cuando en 2015 intentamos subir y una ventisca de nieve nos hizo dar la vuelta. Con el rabo entre las piernas.

La sierra de Sobia separa los vecinos concejos de Quirós y Teverga. O Terverga y Quirós. No se enfade nadie. Es un sistema calizo de orientación NO-SE repleto de jous  kársticos y con una forma achatada en lo alto. Nuestro objetivo particular es el pico Siella (1514 m).

Pico Siella desde el tanatorio. Lo sé, no había una foto peor

Tras la parada a desayunar en San Martín tevergano, nuestro autobús serpentea por una carretera estrechísima y repleta de vegetación hasta subir al tanatorio del concejo en Carrea. Llevamos un nuevo conductor que tendrá que esperarnos a la vista de los nichos. Menudo comienzo, este no vuelve con nosotros.

Hace mucho viento del Sur y, aunque no es frío, fastidia bastante. Lo peor es la pista que sube hasta la laguna de Sobia. Tiene unas vistas impresionantes pero es dura y empinada de narices.

Los que van en cabeza no son los guías (aunque lo parecen). Son caballos

Laguna de Sobia. Aquí nos dimos la vuelta en 2015

Después de la laguna nos dejamos deleitar por el espectacular paisaje calizo de las cumbres y las majadas que contiene. Nos cruzamos con varias cabañas y tomamos el sendero que nos aproxima a la cima que ansiamos. Ya estamos muy altos y sólo nos restan unos ciento y pocos metros de desnivel.

El zoquete que va en cabeza hoy tiene ganas de enriscarse un poco. Complejo de cabra. De cabrón mejor dicho. Entonces empieza a buscar la cresta final que nos lleva a la cumbre. La crestería hace el último tramo muy bonito, pero hay una ventolera fuerte. Con cuidado nos agrupamos en la cumbre como podemos. Foto grupal. Bom Natal.

Aproximándonos a la cumbre

Cumbre. Imposible comer aquí

Nos entra cierta prisa, hay fame y no queremos alargar mucho la jornada por lo ya expuesto anteriormente. Así que para abajo y sin mirar atrás. Comeremos en una de las majadas, intentando evitar el fuerte aire. Imposible. Nos rega(la)mos con sidra achampanada y turrón. Este Grupo mola.

Hay que desandar la pista, que se nos hace bastante larga y pesada. Es lo que tiene el asfalto, no encaja bien con los caminantes. Al menos un cálido sol otoñal nos da vidilla y nos sirve una preciosa luz mientras volvemos al autobús.

Todavía es pronto. Nos permitimos parar un rato para la cerveza en La Plaza. Una siestecita mientras recorremos el valle del Trubia de vuelta a Oviedo. Ducha caliente. Otra siesta. Hay que estar descansados, la noche será larga. Nos vemos en la cena. Felices fiestas, nos reencontraremos en 2019.

Majos y guapos somos

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