viernes, 21 de diciembre de 2018

Tuiza - Peña Cerreos (1 diciembre 2018)

La crónica de hoy la escribe una de las personas importantes para el Grupo y muy habitual en nuestras salidas. Como prefiere mantenerse en el anonimato no diremos su nombre. Pero deleitémonos con su maravillosa y colorida prosa con la que describe la excursión:

El 1 de diciembre nos despertó a todos con un aire húmedo y con la amenaza de la lluvia. Pero los verdaderos montañeros nunca dan marcha atrás. Además, es normal. Estamos en Asturias. Temerarios, nos reunimos en el lugar de siempre antes de la llegada del bus. Gente de siempre, gente nueva – nuestro grupo es orgánico, diverso y alegre.

Cambiamos de nuevo la ruta por motivos meteorológicos y nos dirigimos hacía el municipio de Lena donde desayunamos para coger fuerzas. Nos espera una ascensión de 1000 m hasta Peña Cerreos (2111m). Oviedo se queda atrás. Vamos a conseguir unas horas para salir de una sociedad que nos clasifica por profesiones. Los instintos primarios nos piden aire fresco y movimiento del cuerpo.

Vega de Meicín, al fondo a la izquierda Peña Cerreos (2111m)

Dejamos atrás la civilización, nos perdimos en conversaciones sin fin, el camino promete paisajes cautivantes para distraer los ojos sin cansarlos delante la careterra LE-8 que nos lleva hasta Tuiza de Arriba. Llegar a Tuiza de Arriba es una suerte para los amantes de la montaña. Aunque conserva pocos ejemplos de arquitectura tradicional es un punto de referencia para coger varias rutas de montaña (Macizo de Ubiña, Xomezana, Tapinón, los puertos de Agüeria, La Mesa). Wikipedia nos dice que desde 2006 el pueblo es parte del Parque Natural de Las Ubiñas- La Mesa. A 1280 m de altitud dibujamos con los ojos un círculo perfecto de montañas que nos llaman: "Las montañas me sitúan dentro del cosmos, y ante ellas tomo conciencia de mi insignificancia." (Jorge Egocheaga).

Equipados, listos, ¡ya! No, no es una competición. Son las ganas de pisar un poco de nieve y disfrutar, disfrutar, disfrutar... Para este viaje le hemos preparado una sorpresa a Peña Cerreos.

Las Ubiñas

El tiempo nos acompaña. Tuvimos suerte de no terminar la ruta empapados como en otros viajes. Finales de otoño, paisaje melancólico, bosques desnudos, caminos de fuego por el color de las hojas en el suelo, rincones con poca nieve. Subimos por el camino empedrado de verano que discurre por la margen derecha de un arroyo. La ascensión parece un poco fatigosa al principio pero técnicamente simple. Nos faltaba el ejercicio. Igual desayunamos demasiado. Pero nadie se queda atrás. La naturaleza ofrece mucho silencio en esta época. Los animales han vuelto a los pueblos. Se acerca el invierno. Solo algunas risas sueltas de nuestro grupo llenan el camino hasta el refugio instalado en la Vega de Meicín situado en el corazón del Macizo de Ubiña a una altitud de 1560m. Los cuatro puntos cardinales te enseñan un paraíso: Peña Ubiña, Cuetu les Cabres, Valle de Covarrubia, Puerta de Arco, Castillines, Portillines. El paisaje nos invita a quedarnos. Paramos unos minutos para respirar hondo y probar el turrón. Sí, tenemos costumbres en el grupo. En verano mamá pato nos deleita con melón para refrescar. Con la llegada del frío, la Dra. Ana Mañanes siempre tiene turrón para un grupo de casi 60 personas. ¡Es impresionante la amabilidad de las personas en el grupo!

Llegando al Meicín

"Verde que te quiero verde" (Federico García Lorca). No solo a Lorca le gustaba el verde. Nosotros lo combinamos con el gris de las rocas duras y la poca nieve para pintar un cuadro mental; creamos recuerdos igual de ricos como el turrón. Las verdes praderas alrededor del refugio parecen tranquilas sin los animales. Los rincones conservando algo de nieve nos avisan que el barro no nos va a faltar. ¡Que levante la mano el/la que no resbaló por el barro por el empinado prado que sube hasta el Alto Terreos! La cuesta de la Guariza no es nunca fácil: “En realidad de eso se trata, de superar dudas y temores confiando en las propias posibilidades. Solo queda salir de la tienda e intentarlo.” (Jorge Egocheaga). Tuvimos la impresión de que fue la parte más dificil. Al llegar al Alto Terreos nos encontramos con un viento fuerte helando nuestras narices. A veces hay que mirar el lado positivo. Las nubes, el viento polar, la niebla despertaban un mundo agresivo para el ser humano pero llenaban de vida el valle. La cumbre de Peña Cerreos estaba a nuestro alcance. Seguimos por la línia divisoria de provincias por un camino empinado donde la hierba pálida y las piedras se entremezclaban. Poco a poco llegamos a la cumbre una hora después del mediodía. La nieve en la cumbre fortificada con restos militares de la Guerra Civil nos hizo olvidar del viento durante unos minutos. A 2111m no era el lugar idóneo para disfrutar la comida. Nos nutrimos con el paisaje invernal de los picos más altos de alrededor y buscando con la mirada Los Picos de Europa. Encontramos un hueco en las piedras para dejar un pequeño recuerdo de nuestro grupo. Las fechas de las fiestas se acercan a toda velocidad y decidimos hacer un belén de cumbre con materiales biodegradables. A veces no se trata de la religión, dejamos allí una huella de nuestros pensamientos y deseos: "que este belén sea un pequeño grano en la montaña, que nos ayude a recordar que debemos cuidar y cuidarnos. Hacer de este mundo un lugar mejor." ¡Gracias a Sonia y los demás que hicieron este regalo!

Subiendo al alto Terreos

Peña Ubiña "la Pequeña"

En la cumbre

Por vistas así merece la pena subir aquí

Belén de cumbres ecológico y ecologista

El descenso siempre está más dulce si sabes que abajo te espera una bebida caliente y un lugar donde el viento está prohibido. Bajamos con mucho cuidado. Algunas piedras heladas nos pueden hacer perder la concentración. Llegamos de nuevo a la depresión de Alto Terreos y nos dimos cuenta que el viento belicoso no nos dejaba bajar tranquilos. Nadie puede domar un espíritu libre y sin descanso como el viento. Hasta Álvaro Mangascortas tuvo que sacar el cortavientos de su mochila. Los milagros pasan todos los días. Algunos, guardando el alma y la felicidad de un niño bajaron en trineo por los sitios con nieve. En este caso el mejor trineo es el cuerpo. Otros probaron por el barro ¡pero no es lo mismo! (risas en español, italiano, portugues brasileño, inglés, rumano, checo etc.). Nos reunimos todos en el refugio de Meicín para calentarnos y comer tranquilos. Gracias al guardia Alejandro, disfrutamos de bebidas y sopas calientes. Solo Calixto tenía otra fórmula mágica para calentar fuera y no dentro: con termo, orujo, y plátano.

Orujo, termo y plátano: bodegón montañero (por Calixto)

Deseosos de llegar al bus, bajamos por el mismo camino animados por el calor y la simple felicidad de haber comido el bocadillo. No fue dificil leer todas las caras y ver la felicidad. Tuiza y sus montañas tienen su encanto. Seguro vamos a volver escogiendo otros caminos. ¡Hasta la próxima!

"Si una nube lejana me saluda, si hay un ave que canta, si una muda y recóndita brisa inmola el desaliento de las rosas, si hay un rubor de sangre en la imprecisa hora crepuscular, yo me conturbo y tiendo mi sonrisa." (Salvador Novo)             

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