Comenzamos la temporada de montaña, algo que nos llena de ilusión. Caras conocidas y también muchas caras nuevas. Estamos seguros de que será gente maja, muy diferente, gente que seguro tiene mucho que aportarnos. Nuestra gran familia es maravillosa a la par que heterogénea y diversa pero todos y cada uno de nosotros colaboramos para que así lo sea convirtiéndola en un refugio perfecto en el cual todos nos sentimos a gusto, nadie es más que nadie y donde siempre tienen cabida las bromas y la diversión. La clave es la ilusión, el cariño y el buen ambiente y de eso sobra en nuestro grupo. Todo un verano de por medio, viajes, montañas, eventos, tanto que contarnos y tantas ganas de volver a vernos cada 15 días, pero al fin llegó y aquí estamos para contarlo...
Aún no estamos preparados para la acción, hay que tomar el cafetín. Desayunaremos en Belmonte, concretamente en el Gran Hotel Cela, parada que es ya un clásico. Nos tratan tan bien siempre que solo nos queda volver y volver. Vaya pinchos, vaya atención y vaya eficiencia, como siempre un placer.
Tomamos rumbo nuevamente a la Farrapona, la carretera infernal de siempre y para más inri acometemos la marcha con el autobús grande. Confirmamos, el tamaño importa, sí… Pasamos a escasos centímetros de un saliente de roca que asediaba la carretera. Todo un reto para nuestro conductor, que entre salientes de roca, animales en movimiento y coches que circulan invadiendo "nuestro carril" imaginario porque en Somiedo lo de los carriles es tan solo algo ilusorio. Pese a todo conseguimos llegar a nuestro punto de partida entre aplausos y ovaciones, el piloto no merece otra cosa, ¡Vaya odisea!
Van ya unas cuantas veces que intentamos subir a los Albos y el camino se complica, bien sea por la amenaza de una borrasca, por nevadas que nos obligan a posponer la ruta o bien por la presencia de acumulaciones de nieve que no queremos que nos supongan un problema. Esta vez sí lo conseguiríamos, era un día perfecto y todo parecía estar de nuestro lado. Un entorno bucólico: El conjunto lacustre de los lagos de Somiedo que está formado por dos valles separados por un murallón de caliza, nosotros hoy nos moveremos por el Valle de Saliencia un lugar de ensueño en el que encontraremos tres lagos conocidos como son el lago Cueva, Calabazosa y Cerveriz. Su fama es más que merecida, sobran las palabras y aunque en este grupo se hace complicado mantener un momento la paz merece la pena disfrutar aquí del silencio y de la observación ¡Que belleza! La fama de estos lagos está compartida con el Lago del Valle, situado en el valle al que da nombre el propio lago, lo veremos perfectamente desde el Albo Occidental.
Comenzamos la ruta en el alto de la Farrapona antes conocido como Cutchada de Balbarán a 1.708 metros de altitud. Un collado de montaña que da paso desde Torrestío por una pista de tierra. Vamos caminado por la pista, nos rodean escobas a ambos lados, también podemos observar los pequeños frutos de los mostajos y los serbales de los cazadores. Cuya diferencia más evidente es la hoja, los mostajos (Sorbus aria) tienen hoja simple mientras que el serbal de los cazadores (Sorbus acuparia) tiene hoja compuesta. Ambos son de la familia de las rosáceas de las que tan aficionado es el oso pardo. El nombre serbal de los cazadores viene del latín aucupor, cazar o atrapar aves, pues sus frutos fueron usados como cebo para atrapar multitud de pequeñas aves. Aunque los frutos son algo tóxicos en crudo hay quien prepara mermeladas con ellos pues tienen el triple de vitamina C que las naranjas.
Después de quedarnos ensimismados con el brillante rojo carmín de los ramilletes de bayas de los serbales podemos continuar hacia el lago Cueva que bordeamos para ir ganando altura y continuar por la pista rojiza que nos llevará al collado que separa lago Cueva de lago Calabazosa 1.713m, seguiremos por el marcado sendero de los lagos hasta desviarnos a la izquierda entre los brezos o gorbizos si el camino es sencillo lo complicamos, todo por darle un poco más de emoción al día. Bordeamos el lago Calabazosa y acometemos el primer tramo de ascenso, esta vez vamos directos, no bordeamos y dejamos el Pico Llávana a la derecha. Pico al que subimos la temporada pasada porque el ascenso al Albo Occidental era muy complicado por la persistencia de algunos neveros.
Hoy podremos subir, primero al collado y ya en el collado decidimos tomar rumbo al Albo Occidental al ver como Raúl y Rubén, que iniciaron el ascenso por un sendero paralelo un poco a nuestra derecha ya estaban llegando a la cumbre. Les seguimos en la distancia, los últimos metros de subida son duros pero ya estamos a escasos minutos de poder disfrutar de vistas espectaculares de Peña Orniz, Torre de Orniz y Muria Brava de oeste a este en la misma línea. Por otro lado: Peña Chana, que sobresale después de la cuasi planicie de la sierra de la Morteras justo al lado del lago Valle, también vemos de cerca al Pico Rubio al lado del collado del que venimos y en el que posteriormente comeremos. Al fondo del todo vemos el Cornón que yo diría que es el Pico más fácilmente identificable de Somiedo, yo lo consideraría como el homónimo de Peña Rueda, siendo ella la más fácilmente reconocible de las Ubiñas.
Si echamos la vista atrás y retrocedemos por nuestros pasos veremos que justo encima del alto de la Farrapona saluda una sierra con dos puntos más elevados, es la sierra de los Bígaros con sus dos cumbres Bígaros y Muñón. Ahora vamos a intentar trazar de forma imaginaria el Camín real de la Mesa desde los Bígaros pues si la Sierra fuese transparente justo detrás veríamos la Braña de la Mesa, desde la que pasando por Arbeyales y la Magdalena llegaríamos a Peña Negra, fácilmente identificable con su terreno fragmentado y al Pico Michu mucho más redondeado en el que también estuvimos el año pasado. Viejos amigos todos, qué placer volver a Somiedo. ¡Ahora solo queda repetir! Hacía tiempo que no lo decía… ¡Qué maravilla!
Uy, vamos a centrarnos… Ya es hora de dejar de soñar y bajar al collado que aprieta la fame. Comemos, nos echamos unas risas, rompemos el silencio, compartimos dulces y nos relajamos un rato al sol ¿Qué sería de la vida sin momentos así?
Venga, queda subir el Pico Albo Oriental en el que nos haremos unas cuantas fotos, desde este Albo seguimos observando los colosos de Somiedo y nos detenemos un rato a observar las Ubiñas, ahí estaban la grande y la pequeña, qué ganas siempre de volver a allí.
Con el trabajo hecho, la retina cargada de imágenes maravillosas, el apetito saciado entre otras cosas el clásico brownie de Javier que nadie sabe cómo lo consigue pero cada día supera su propia receta, con la ambición de ascender todas esas cumbres pendientes que pudimos observar, con la satisfacción de haber ascendido dos dosmiles en el día y con la enriquecedora experiencia de haber compartido un día de montaña con gente espectacular, con todo eso y mucho más iniciamos el descenso. Nos desborda la felicidad así que bajamos corriendo en zigzag hasta el collado… Una vez en el collado iniciamos el descenso por la canal y volvemos sobre nuestros pasos, no tenemos prisa… No queremos despedirnos de Somiedo, ni tampoco queremos despedirnos en general. Pero bueno, aún nos queda la parada de la cerveza. Nos vemos el día 22 en el Bosque Pome ¡Esto no ha hecho más que empezar!
A contar minutos…
"El dolor de separarse no es nada comparado a la alegría de reencontrarse" Charles Dickens
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