viernes, 16 de febrero de 2018

Picu Llosoriu (10 febrero 2018)

Un frente polar visitó Asturias durante la primera mitad de febrero. No por esperado, deja de ser menos extraño: con temperaturas primaverales cercanas a los 20 grados -unos días antes-, después pasamos a 0 grados, y las montañas se vistieron de su silencio blanco para recordar qué bonito es el invierno, y qué necesaria la nieve.
También Oviedo y su Naranco tuvieron su manto blanquecino después de varios inviernos sin él. Esperemos que los próximos vuelvan ser como éste: inviernos, aunque (espero equivocarme) lo dudo bastante.

¿No queríais nieve? ¡Tomai nieve!

Con espesores de más de 2 metros en Pajares, puertos cerrados, trenes cancelados y la meseta aislada de Asturias, era imposible hacer la excursión planeada desde Torrestío a Somiedo. Pero como siempre, el Ilustre Cuerpo de Guías del Grupo de Montaña de la Universidad de Oviedo encargó un día de tregua en este temporal siberiano, precisamente el sábado 10 de febrero, para poder pasar una jornada de nieve muy grata y en muy buena compañía.

Así que nuestra ruta alternativa es la subida al Picu Llosoriu (997 m), muy cerquita de Oviedo (y de fácil llegada para el autobús), y altitud máxima del cordal que separa los concejos mineros de Morcín y Riosa al oeste, y Mieres al este.

Picu Llosoriu (997 m)

Paramos a desayunar en Mieres del Camín y, después del avituallamiento, el autobús se detiene en el pozo Nicolasa, donde empezamos a caminar. La explotación minera del carbón en Asturias, iniciada en el siglo XVIII y en franco declive desde hace unas décadas, tuvo en este pozo uno de sus más trágicos momentos con la explosión de gas grisú en 1995, que mató a 14 mineros. Actualmente el pozo Nicolasa es el único que sigue activo en el concejo de Mieres, después de más de 150 años.


Santa Bárbara bendita,
trianlará lará, trianlará.
Santa Bárbara bendita,
trianlará lará, trianlará.
Patrona de los mineros,
mirai, mirai Maruxina, mirai,
mirai como vengo yo.

Tras un breve trayecto por carretera, tomamos una pista ganadera que enseguida pica hacia arriba, y nos va metiendo de lleno en la nevada. Con cierto esfuerzo, pero contentos porque el día acompaña, y porque las preciosas estampas invernales nos motivan, superamos la cuesta y llegamos al collado La Vara (800 m). Aquí el espesor de la nieve nos hace avanzar muy despacio. El espesor y las batallas de bolas... ¡sois como niños!


Colláu La Vara (800 m). Al fondo la cresta y la cumbre

Desde el collado arranca una bonita y sencilla cresta, espectacular con la nieve, que poco a poco nos acerca a la cumbre, en la que nos paramos a deleitarnos de las vistas de la Sierra del Aramo, del Monsacro y de toda la cordillera. También de los valles mineros y de la capital asturiana.
Aunque no sobrepasa el millar de metros de altitud, la nieve nos deja espesores de más de medio metro en lo alto del monte, lo que nos hace disfrutar como guajinos libres de la tiranía de las clases por la nevada. También nos deja bastante cansadinos.

¡Cumbre! Préstanos la nieve

Me estoy quedando sin piernas por la fame...

Oviedín del alma

Monsacro

Bajamos a comer a la collada para estar a resguardo del viento gélido. Es muy temprano y nos queda una plácida bajada hacia el valle de Cenera, recorriendo un guapo camino y rodeados de fincas, bosques y pueblinos como Cangas, Gallegos y Villar de Gallegos.
Arribamos a nuestro destino: Cenera. La lluvia aparece puntual una vez más, justo para cambiarnos y tomar unas sidras en el precioso pueblo, núcleo importante de turismo rural y famoso por la Romería de los Santos Mártires de Valdecuna.

Villar de Gallegos

Cenera

Qué guapina ye la nieve, y más en Asturies...

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