lunes, 13 de junio de 2016

Vegarredonda (4 junio 2016)

Fue imposible ir al refugio de Urriellu, no había plazas para las y los 41 locos que nos dispusimos a pasar el fin de semana en los Picos de Europa.
Entonces cambiamos al refugio de Vegarredonda, famoso por su excelente comida y su trivial-telepizza.
Así que allí estábamos, madrugando una vez más, con legañas en la cara, con bostezos y con frío.
Otra temporada más que se acaba, otro año de experiencias y paisajes, de amigos que se van y de amigos que vuelven, de peñas calizas, de naturaleza.
Naturaleza fría y terrible. Sí, pero terriblemente hermosa.
Con tanto peso en la mochila, necesito un buen café. O un buen empujón.
No sé que llevo encima que me pesa tanto... (¿será el saco de dormir? ¿serán mis preocupaciones? ¿será el orujo?).
Merece la pena todo esto, de veras que lo merece.
Refugio de Vegarredonda (1450 m)


Sábado. Lago Enol a Vegarredonda


Medio zombis por el madrugón, paramos en Cangas de Onís a tomar un café, y sin demorarnos mucho tiempo (va a cortarse la carretera por una prueba ciclista), enfilamos la recta hacia Covadonga.

Muy despacio, acompañados de niebla y de un montón de vaques, subimos la serpenteante carretera que lleva a los lagos de Covadonga, ya dentro del parque Nacional, y que es una etapa mítica de la Vuelta a España

Para nuestra decepción los lagos quedarán ocultos por la espesa niebla.

Nos apeamos por fin en el aparcamiento del lago Enol, y con ganas de patear, cogemos la ruta que lleva al refugio. Es un camino bastante sencillo y bien marcado, pero hay que tener cuidado los días de niebla.

Atravesamos los sitios de sobra conocidos: el refugio de Vega de Enol, Pandecarmen, el Pozo del Alemán, Vega la Piedra, Vega del Canraso, hasta la Majada de la Rondiella, desde donde ya se puede divisar el refugio... si pudíeramos ver algo.

Empapados de orbayu, nos reciben Yogi, el precioso perro pastor del refugio, y los caballos que portean el material.


No hay más fotos que enseñar debido a la niebla.

Con mucha mucha fame, tomamos posiciones en el refugio y comemos el bocadillo. Y alguno sopló velas y abrió regalos (¡gracias Grupo!)


Un descanso y continuamos...

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Sábado. Mirador de Ordiales


Son las 4 de la tarde y hay niebla. Podemos salir y caminar un poco, o quedar en el refugio echando unas cartas... mejor salimos a quemar la comida, y así de paso hacemos hueco para la cena.

Desde Vegarredonda, un ruta sencilla y espectacular es el Mirador de Ordiales. Está situado en el extremo occidental de los Picos, y situado a 1750 metros de altura con una caída vertical y vertiginosa, es una terraza perfecta para divisar buena parte de Asturias.

Así que tomamos el camino que lleva al mirador, justo a la salida del refugio, y que está muy bien señalizado. Son unos 3 km bastante fáciles, con una pequeña subida inicial, y luego, tras atravesar el collado del Forcáu, es casi llano.

Según ascendemos ocultos entre la niebla, parece que el sol va a salir a vernos. Pero le cuesta, hoy está tímido, prefiere dejarnos con la duda. Pero yo confío en verlo.

Pradera de Ordiales y refugio

Hasta que llegamos a la pradera de Ordiales, donde existe un antiguo refugio, y por fin parece que la niebla nos da un respiro... El sol en la cabeza y el mar de nubes enfrente, ¡guau!

¿Lo veis? Compensaba subir hasta aquí.

Mirador de Ordiales (1750 m)

El mar de nubes

En el mirador se encuentra la tumba de Pedro Pidal, que junto a Gregorio Pérez, fueron los primeros alpinistas en escalar el mítico Urriellu. Gran amante de los Picos de Europa, su deseo fue descansar para siempre aquí. En la piedra se puede leer el siguiente epitafio:
Enamorado del Parque Nacional de la Montaña de Covadonga, en él desearíamos vivir, morir y reposar eternamente, pero, esto último, en Ordiales, en el reino encantado de los rebecos y las águilas, allí donde conocí la felicidad de los Cielos y de la Tierra, allí donde pasé horas de admiración, emoción, ensueño y transporte inolvidables, allí donde adoré a Dios en sus obras como supremo artífice, allí donde la Naturaleza se me apareció verdaderamente como un templo.
Tras un buen rato de observar embobados el paisaje, nos ponemos a hacer fotos como si de turistas japoneses se tratara.
Madre mía, nunca había visto hacer tantos selfies, ni siquiera en la plaza de San Marcos. Postureamos un poco, y volvemos al refugio, donde nos espera la cena. ¡Ñam!

Qué tarde tan magnífica...

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Noche en el refugio


Lo mejor estaba por llegar.

Yogi nos espera

Marta y Javi, los guardas del refugio, nos preparan una cena potente: sopa y carne guisada. Y qué rico que estaba.
Repetimos y repetimos y tripitimos (algunos).

Y luego no se quién apareció con bebidas espirituosas: vermú, orujo de hierbas, licor de arroz con leche, patxarán...
Yo creo que contrataron a un sherpa para subir tanto peso.

A varias horas a pie del bar más cercano, se podría hacer negocio con tanta necesidad de hacer la digestión a base de alcohol.
Un chupito de orujo por tus botas.
Un trago de patxarán por tu sueldo del mes.

¿Negocio? Quería decir lucro. Que viva el libre mercado... Ni de coña. Aquí somos gente decente, aquí está to'pago. En la montaña se comparte.

El alcohol se evapora rápidamente, y da paso a conversaciones, risas y partidas de trivial. Hay una "ligera" rivalidad entre dos facciones del grupo. Rivalidad que rápidamente queda resuelta con la victoria de los de siempre, y seguimos invictos. Qué pasada el trivial-telepizza:
¿Cuál es el número de atención al cliente de Telepizza? 902 122 122
Indique tres ingredientes cárnicos que puede llevar una pizza familiar. Jamón, pollo y pepperoni.
Italianos perdonadnos.

¿De qué material están hechos los cuernos de los elefantes? [...]

¡Schhhhhh! Pronto llega la hora de dormir, que estamos en un refugio. Hay gente que madruga mucho. Cerrad el pico, y no miro para nadie.

Pasamos la noche tan buenamente como podemos, quien más y quien menos, según varios factores: ronquidos en un radio de "X" metros, disponibilidad de tapones para los oídos, pesadillas nocturnas en un radio de "Y" metros, episodios de calor y frío, móviles voladores, melodías y politonos como despertadores...

Queda una noche despejada, y las estrellas visten el cielo nocturno. Y qué amanecer. Hay que subir hasta aquí para verlo.

Amanecer en los Picos de Europa

Recogemos nuestras cosas, preparamos la mochila y a desayunar. Pan tostado, café, zumo y dulces.
Gracias Marta y Javi por vuestra hospitalidad (y paciencia).

Domingo. Vegarredonda - Jou de los Asturianos - Lago Enol


Aunque no dormimos a pierna suelta, tenemos muchas ganas de monte. Hace sol, hay nieve y estamos en los Picos. ¿Qué más se puede pedir?

Dejamos atrás el refugio y nos encaminamos por la senda que lleva a las Peñas Santas, las cumbres más altas de este macizo Occidental o del Cornión. Empezamos a subir por una dura canal: la Llampa Cimera, pasando al lado del refugio antiguo. Todo el camino está balizado, ya que en una semana por este lugar pasará la Travesera Integral de Picos.

Canal de Llampa Cimera. Al fondo la mole del Porru Bolu (2025 m)

El paso es lento, el terreno es mixto: piedra, nieve, barro. Vamos subiendo poco a poco, aunque las increíbles vistas y el buen humor son nuestro combustible. Un esfuerzo más y llegamos al Collado La Fragua, donde nos maravillamos al visualizar nuevamente el mar de nubes.

Collado La Fragua (1912 m)

El camino se vuelve más "llano" en este punto, y atravesamos la zona lunar de las Barrastrosas, terreno de tipo kárstico, y poco a poco se nos van apareciendo en el fondo las espectaculares torres calizas de las Peñas Santas, esbeltas cumbres del macizo Occidental.

Aguja de Enol, Torre Santa María (2476 m) y Torres de Cebolleda

Ganamos un poco más de altura, y llegamos a la boca del Jou de los Asturianos (2060 m). Un Jou, Ḥou u Hoyo es una depresión kárstica y glaciar originada en la roca caliza y muy típica de los Picos. Desde este punto las vistas son indescriptibles, sólo nos queda guardar silencio y disfrutar de la montaña.

Jou de los Asturianos y asomando, la reina del macizo: Peña Santa (2596 m)
Pico de los Asturianos (2274 m) y Torre de la Canal Parda (2353 m)
Qué bien lo pasamos...

No llegaremos más allá, pero seguro que volveremos en otra ocasión. Estos son los días que recordaremos cuando hablemos del Grupo de Montaña de la Universidad de Oviedo.

Media vuelta, bocadillo y cerveza en el refugio, y bajada hasta los Lagos de Covadonga. No sé qué me ocurre siempre, que la vuelta no me gusta mucho. Será la niebla que nos esperaba, será el cansancio, será que se extravió durante unos minutos la parejita enamorada de los Picos.
Ahora toca el duro retorno.
Regresar a los sitios conocidos.
O a lugares donde nunca estuvimos.
Volver, volver sobre nuestros pasos...
Un fin de semana inolvidable, gracias a la labor de Raúl y a nuestros pacientes guías Avello y Camilo, que nos pastorearon muy sabiamente. ¡Un abrazo a todos!

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La galería completa de fotos en flickr.