jueves, 23 de noviembre de 2017

Pienzu - La Biescona (18 noviembre 2017)

El Sueve es una de esas sierras asturianas que, por su accesibilidad y cercanía, parece que no se aprecian en toda su magnitud. Nos da la sensación de que siempre está ahí, esperando a que nos acordemos de ella y le demos la relevancia que tiene.

Casi 'n frente del llau de Colunga
llevanta el puertu Sueve la cabeza,
que-i dio a Roma los potros asturcones
que subín de rodíes una cuesta.
Antonio González Reguera

Picu Pienzu (1160 m)

Pero aún estando a 45 minutos de Oviedo (y a tiro de piedra desde Gijón) es una espectacular formación caliza repartida entre los concejos de Parres / Piloña (hacia el interior) y Colunga / Caravia (hacia la costa), y de cuya cumbre mayor, el Picu Pienzu, se dice que es la montaña más alta de Europa respecto a su proximidad a la mar.

Todos los amantes de la naturaleza nos sentimos atraídos por este fantástico mirador natural desde el que se ve buena parte de nuestra Asturies, y que contiene en sí mismo un poco de todo lo bueno de ésta: mar y montaña, frondosos bosques, majadas con su ganado, sus asturcones y quebrantahuesos, varias cumbres, espesa niebla que aparece frecuentemente, bonitas aldeas (y chigres)...

Vamos, toda una experiencia a disfrutar en este sábado 18 de noviembre de 2017. O mejor dicho, a re-disfrutar, porque no es la primera vez que estamos aquí, y no será la última -espero-.

Partimos como siempre de Oviedo, y el autobús toma rumbo Este para enfilar la carretera de subida al Fito, aunque antes de caminar nos permite una parada para desayunar en Casa Pancho. Este seco y atípico otoño astur nos regala otro día de sol, eso sí, con bastante frío.

Test de resistencia de materiales del mirador del Fitu

Hacemos la foto de rigor en el mirador, y empezamos la ruta atravesando un pinar en el que fueron asesinadas por el fascismo unas 30 personas en la Guerra Civil (y enterradas en una fosa común). Después tomamos un fácil sendero ligeramente ascendente que nos acerca hacia la majada de Bustaco, donde nos esperan infinidad de vacas y asturcones. Es el asturcón un caballo cimarrón originario de Asturias, de complexión pequeña y fuerte para adaptarse perfectamente a nuestra orografía. Tiene en el Sueve uno de sus últimos santuarios.

Majada de Bustaco
Preciosa yegua asturcona

Aunque la niebla se enrosca en las cumbres de la sierra, las vistas hacia ambos lados (a la izquierda la Cordillera, a la derecha el mar) son magníficas.

Tras una pequeña pausa, continuamos sin descanso (hoy Raúl va como una moto) dejando la majada y subiendo por una pista hacia el Collado Beluenzu, a los pies del Pienzu. Tiene una fuente que yo nunca vi seca hasta hoy. Y sigue sin llover.

Sólo nos quedan unos 200 metros de desnivel hasta la cruz situada en la cumbre, que cada uno supera como puede: to'tieso o en zigzag. El fuerte y frío viento deja pasar a ratos el sol, que nos calienta y nos presenta vistas como estas:

Mar de nubes
Macizo occidental de Picos con Peña Santa
Macizo oriental y central de Picos, con Torrecerredo sobresaliendo
Costa de Colunga y Caravia
Qué frío hace

De vuelta al collado para comer y reposar un poco, y posteriormente regresar a la majada de Bustaco, donde dejamos el camino habitual del Fito para tomar otro a la izquierda que nos llevará al hayedo de la Biescona.

Está situado en la cara Norte de la Sierra, a pocos kilómetros del mar y a una altitud muy modesta para un hayedo (unos 200 m), pero rodeado siempre de la niebla y las borrascas procedentes del Cantábrico, lo que le aporta toda la humedad necesaria y lo define como el hayedo situado a menor altitud de la Península Ibérica.

Fayeu de la Biescona
El frondoso bosque de enormes hayas y helechos nos deja asombrados con sus colores otoñales

Atravesamos cansados y sedientos este bosque de cuento para llegar, oh casualidad, muy cerca nuevamente de Casa Pancho, donde nos espera el autobús y las cervezas. Qué vida tan dura...

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miércoles, 8 de noviembre de 2017

Brañagallones (4 noviembre 2017)

Debido a las obras en la carretera de los Lagos de Covadonga, modificamos la ruta prevista a Vega de Ario y nos encaminamos al valle del Nalón, para contemplar la hermosísima Vega de Brañagallones.


De camino a Bezanes, origen de la ruta, vemos que al pasar junto al embalse de Rusecu, éste honra tristemente su nombre (río seco), y vuelve a mi mente una triste noticia vista esta semana:
La ONU advierte de que la lucha para limitar el calentamiento global a 2 ºC está casi perdida
Como seres limitados que somos, solemos detenernos solamente en las consecuencias de nuestras acciones y no buscamos una visión global a los problemas.
Pero esto no es otro problema más que enfrentamos: es el PROBLEMA.

Esos dos grados traerán unas consecuencias impredecibles para los ecosistemas, los cultivos y la Humanidad misma.
Otras alteraciones climáticas provocaron el año sin verano o las invasiones del final de la Edad Clásica.

No hay banderas, fronteras ni políticos que vayan a detener esto.
O nos concienciamos (y nos hacemos cargo del problema) o quizás en unas décadas no podremos ver la paleta de colores otoñales de un hayedo.
Y realmente eso nos importará un pimiento, porque no va ser ni de lejos lo peor que nos pase.

Pero mejor dejo el cabreo por nuestra estupidez como especie y me centro en deleitarme con el bosque del parque natural de Redes...

Vega de Brañagallones (1225 m)

Salimos de Bezanes rodeados de niebla y un ambiente cargado de humedad. Las previsiones aciertan bastante, y a partir de la comida el cielo nos pondrá a remojo.
La pista que sube hasta la Vega es técnicamente muy fácil (por aquí pasan vehículos a motor), y salvo los veinte kilómetros de distancia, la fuerte subida inicial y el túnel-de-lavado en agua del regreso, se nos antoja un día muy plácido.


Por muy torpes que seamos orientándonos, es prácticamente imposible perder la senda aquí. Aunque mejor no digo nada, peores cosas se han visto:
Rescatan a dos montañeros, uno menor de edad, enriscados en la Ruta del Cares
La seronda nos ofrece unas estampas inigualables con la hojarasca portando sus mejores galas que van, elegantemente, desde el ocre al carmesí.

Tras el bosque y la subida iniciales, el valle se abre ante nosotros y la pista se vuelve más llana, regalando unas preciosas vistas, aunque limitadas: debería verse la Peña'l Vientu, Cantu l'Osu... lejos no vemos na de na.

Mirador Texu l'Oración

Túnel del Crestón

Sin habernos mojado apenas, llegamos a la hora de comer a Brañagallones. Luego ya habrá tiempo de empaparse. La vega, situada a unos 1200 metros de altitud, es un precioso circo glaciar donde se ubica una majada y un hayedo.
Muy amablemente, los guardas nos permiten comer dentro del refugio (reabierto en 2016). Queso de oveja latxa, bizcocho casero-checo, dadinhos brasileiros, chocolate, cerveza, orujo... no lo hacemos mal, no. Aquí volveremos seguro a pasar una noche:
Llegando a la Vega. Al fondo, el refugio

Después de comer y de un orujo, la sonrisa nos sale más natural

Empieza a diluviar y bajamos casi corriendo al autobús, para cambiarnos y esperar mejores tiempos futuros, de sol en las excursiones y de una conciencia más global. Qué bonita es la naturaleza, protejámosla para los que vengan detrás...

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